Como otros años por estas fechas, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha publicado los datos correspondientes al curso 2015-16 de los alumnos que eligen la asignatura de Religión en los centros públicos, privados y concertados,. En total, un 63% de los estudiantes escogieron la asignatura de Religión, medio punto menos que el curso anterior. Para la Federación de Enseñanza de USO, a pesar del descenso de alumnos, estos resultados continúan demostrando la democrática aceptación social de esta asignatura, que está integrada de manera equilibrada y armónica en nuestro sistema educativo.
Por etapas, la proporción de los que la eligen es más alta en Primaria e Infantil (86,5% y 85,5% respectivamente), y más baja en ESO y Bachillerato (68,4% y 53,7%).
En los colegios de titularidad canónica privados y concertados, que escolarizan al 21,5% de la población escolar, la opción por la asignatura sigue siendo casi unánime en todas las etapas, aunque ha bajado dos puntos respecto al año pasado, del 99% al 97%. No obstante, en números totales, donde más alumnos cursan Religión es en los centros públicos: más de dos millones, un 53% de los escolarizados.
Con un porcentaje superior, pero muy por debajo de los colegios de titularidad canónica, están los privados y concertados de titularidad civil, que escolarizan al 8% de todos los estudiantes. Allí escogieron la asignatura seis de cada diez alumnos.
Considerando todos los colegios, el porcentaje de matriculación apenas ha experimentado cambios importantes respecto al año pasado en las etapas con más alumnos: baja un punto en Primaria, sube uno en la ESO. En cambio, sí hay un descenso más pronunciado (3,5 puntos) en Infantil. Con todo, la variación más significativa se ha producido en Bachillerato: del 41% en el curso anterior al 49% en este.
El incremento se debe exclusivamente a lo que ha ocurrido en las aulas públicas, porque en los demás colegios la tendencia ha sido negativa. Se ha dicho que esto se debe a la entrada en vigor de la LOMCE, ya que la asignatura de Religión cuenta para la nota media (lo que ocurre en la mitad de los países europeos).
Sin embargo, esto no ha provocado el efecto esperable en los colegios concertados y privados. Puede que algunos alumnos la hayan escogido simplemente por ser más asequible, pero el hecho de que la mitad de los estudiantes de Bachillerato en España (y cuatro de cada diez en los centros públicos) estén recibiendo una formación religiosa rigurosa -el hecho de que no fuera evaluable era una invitación a descafeinar el contenido- es algo positivo para los que consideran que este aspecto de la educación es importante para moverse en una sociedad multicultural.
En la nota de prensa de la Conferencia Episcopal se resalta el valor singular de esta asignatura en el contexto de «la secularización que vive nuestro país, que introduce una censura de la dimensión religiosa de la persona humana».
Desde 2006, el porcentaje de alumnos que cursan esta asignatura ha descendido del 77% al 63%. Especialmente significativa es la bajada en la etapa Infantil (más de 20 puntos) y Primaria.
Para FEUSO, los datos confirman, además, que en contra de los posicionamientos de algunas organizaciones y de lo que aparece a veces en los medios de comunicación, no existe ningún problema con esta asignatura en el sistema educativo, totalmente aceptada por todos los miembros de la comunidad educativa, especialmente por los padres, principales responsables de la educación de sus hijos.
Para FEUSO, las estadísticas siguen siendo muy significativas (más de tres millones y medio de alumnos, voluntariamente, eligen esta asignatura), si tenemos en cuenta además las dificultades a las que, en ocasiones, debe enfrentarse la enseñanza de esta asignatura, pues hay colectivos que, en contra de la mayoritaria opinión de los padres, dificultan el desarrollo normal de esta asignatura, sobre todo en los centros públicos, con campañas que no respetan esta libertad de los padres que aparece reconocida en nuestra Constitución.
La Federación de Enseñanza de USO reivindica, por un lado, el importante papel que está desempeñando el profesorado de Religión, que presta un destacado servicio educativo y social. Por otro, destaca el valor que tiene la asignatura de Religión en la formación integral, moral y cultural de los alumnos, clave para asimilar correctamente las raíces de nuestra cultura.