España es el país de la UE con mayor pobreza infantil y está en 36ª posición de los 39 de la OCDE, según la oficina de investigación de Unicef. “Una clasificación vergonzosa, uno de los peores títulos que puede tener un país”, sentencia Joaquín Pérez, secretario general de USO. Según Eurostat, la tasa de pobreza infantil se sitúa en el 27,8 %. Rumanía, el único país que superaba a España en este aspecto, consiguió rebajar su tasa por debajo de la española en 2022.
Pero Eurostat no solo afea a España ser el furgón de cola en bienestar de su infancia. Sino que, en la proyección de los efectos de sus políticas para reducirla, considera a nuestro país como el más ineficiente. Es decir, la oficina estadística europea tiene en cuenta las políticas para reducir la pobreza infantil de cada país y las compara con sus resultados. Con las medidas aplicadas por cada país, se dan cifras como las de Finlandia, Polonia o Irlanda, que han reducido un 67, un 65 y un 61 % su pobreza infantil, respectivamente. Y, por otro lado, un grupo de países, casi todos en el sur y liderados de lejos por España, donde las políticas no dan los resultados esperados. De hecho, España solo ha reducido su tasa en un 26 %. Tras nosotros, Italia con un 31 %.
“En resumen, que no es por falta de medidas, sino porque estas no son eficaces o no lo es su aplicación. Estamos cansados de leer estadísticas sobre que el IMV solo llega a la mitad de los potenciales beneficiarios o que existe una gran barrera tecnológica para su solicitud. Tener menores a cargo hace a una familia más pobre, eso está claro. Por eso deben centrarse todos los esfuerzos en conseguir la igualdad de oportunidades para los menores, estén en el hogar que estén”, reclama Pérez.
Con menos renta, mayor obesidad
Además de la privación material severa y menos oportunidades en una educación eminentemente digital, la pobreza infantil tiene un impacto directo y permanente sobre la salud de los menores. Así, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición y el Instituto de Salud Carlos III han presentado su investigación sobre obesidad y obesidad infantil, y los resultados son demoledores en este aspecto.
El estudio señala que, más allá de una cuestión estética, es un grave problema de salud, pues el exceso de peso puede provocar que se desarrollen enfermedades crónicas antes asociadas a adultos y muy difíciles de reconducir: tendrán mayor tendencia a continuar toda la vida con sobrepeso.
Uno de los factores determinantes es el socioeconómico. El informe asegura que está directamente relacionado vivir en un hogar de rentas bajas con padecer obesidad infantil.
“Llevamos ya tres años viendo cómo el precio de los alimentos se ha disparado. Pero es precisamente el precio de los alimentos sanos, de los alimentos frescos. Si carne, verdura, pescado… duplican su peso en la cesta de la compra, finalmente una familia con pocos ingresos tendrá el dilema de comer, no de comer sano. Y esos niños comerán alimentos ultraprocesados, más baratos, que son los que derivan en obesidad”, alerta el secretario general de USO.
Pacto de Estado contra la pobreza infantil
Por todo ello, Joaquín Pérez reclama “olvidarse de chapas de partidos o de ideologías y construir un gran Pacto de Estado contra la pobreza infantil. Es un asunto tan grave que no puede entender de signos. Se nos llena la boca hablando de demografía, de envejecimiento, de potenciar los nacimientos… pero la realidad es que las personas que deciden tener hijos se empobrecen”.
Además de las ayudas para compensar a niños en hogares con menos ingresos, “obviamente debe afrontarse desde el trabajo. La falta de una red de cuidados gratuita, escuelas de 0 a 3, obliga a las familias a reducir sus ingresos. Son las mujeres las que, ante la imposibilidad de conseguir una plaza o pagarla, se recortan la jornada o, directamente, dejan de trabajar. Además de perpetuar la brecha de género, se da la paradoja de que, cuando más ingresos necesita la familia, menos salario entra en casa. Las medidas contra la pobreza familiar no pasan únicamente por asignaciones, que también, sino por asegurar la conciliación sin que los hogares renuncien a uno o medio salario”, concluye el secretario general de USO.