José Antonio Marina y su equipo han entregado al Ministerio de Educación el Borrador del Libro Blanco de la Función Docente. Desde FEUSO, tenemos que decir de entrada que este Borrador, un texto de gran calado, aparece en un momento político desafortunado, a escasos diez días de que se produzcan unas elecciones generales y con la lógica incertidumbre de quién va a gobernar y cuál es el camino que va a emprender.
Desde el Ministerio, en el último tramo de una legislatura muy polémica, cuando ya todo está dicho y cuando precisamente no han destacado por el diálogo ni el consenso, se embarcan en una aventura que no tiene mucho sentido, pues esto debería haberse hecho muchísimo antes. Ahora se corre el peligro de que todo el debate que se produzca se haga condicionado por las promesas de las próximas elecciones, sin que exista el necesario clima de sosiego para abordar estas cuestiones tan importantes.
Y es que no se trata de un texto de circunstancias que proponga un par de retoques en la Función Docente. Marina ha realizado un ambicioso trabajo, con muchas propuestas sugerentes que cuestionan todo el sistema actual. Llevar a la práctica sus propuestas requiere de un clima político y de unos condicionantes económicos que no sabemos si son realistas. Es de agradecer el trabajo desarrollado por José Antonio Marina, pero vemos en sus propuestas mucho de idealismo y de “buenismo”.
Marina propone crear un cuerpo de Directores, un nuevo sistema de acceso a la docencia pública, una revolución en los procesos formativos iniciales… Tenemos la sensación, además, de que todas las reformas que se proponen llevan consigo una importante carga de trabajo para los docentes cuya valoración, sin embargo, no se contempla por ningún lado. Si ya para el profesorado de la pública esto, a día de hoy, nos parece sencillamente irrealizable, en la enseñanza privada y concertada su aplicación es utópica teniendo en cuenta la jornada que se aplica al profesorado de todas las etapas educativas.
Desde FEUSO pensamos que hay que esperar al resultado de las elecciones. Sea cual sea, los nuevos responsables deberán trabajar para alcanzar un Pacto de Estado por la Educación, cuyos objetivos deberían ser mucho más limitados y prácticos que la reforma del Libro Blanco, demasiado ambiciosa y global.
FEUSO reclama un Pacto de Estado por la Educación que debe suponer un cambio de rumbo en la educación española para conseguir cotas de más calidad. En primer lugar, hay que reducir las altas cifras de fracaso escolar, para lo que se necesita una nueva escuela con nuevas estrategias educativas. Hay que avanzar en la gratuidad de la enseñanza de 0 a 18 años en todos los centros sostenidos con fondos públicos. Debe garantizarse una escuela plural para una sociedad plural, huyendo de la escuela única y fomentando la autonomía pedagógica en los centros. Y la reforma de la Función Docente debe ir encaminada de manera urgente a prestigiar el trabajo de los docentes, los auténticos y principales protagonistas de la educación, con mejoras laborales y en su perfil profesional.