A la espera de conocer el texto ya definitivo del Proyecto de Ley de Mejora de la Calidad de la Educación (LOMCE), desde FEUSO lamentamos, en primer lugar, la deficiente gestión que la Administración ha hecho hasta el momento de la LOMCE. La ausencia de un diálogo institucional bien organizado y con planteamientos serios y rigurosos ha avivado las polémicas y ha reducido a la comunidad educativa al papel de mero espectador ante lo que de verdad se estaba negociando.
A este modelo de negociación hay que sumar la extensión de los recortes educativos y sus consecuencias sobre el empleo, el funcionamiento de los centros y las condiciones laborales de los trabajadores de la enseñanza pública y concertada, que tampoco contribuyen a una paz social tan necesaria para desarrollar una reforma educativa tan ambiciosa.

Cuando se iniciaron las negociaciones para elaborar esta nueva Ley de Educación, FEUSO compartió globalmente la radiografía que se hizo en su momento de los problemas de nuestro sistema educativo. En este sentido, al contrario de quienes se oponen frontalmente a la LOMCE, para FEUSO la educación española sí necesita introducir cambios estructurales y legislativos para afrontar de manera eficiente la lacra de sus altísimos índices de fracaso escolar (en torno al 25%, muy por encima de la media europea, y con más de un 55% de paro juvenil). Para FEUSO, debe reformarse la LOE (heredera de la LOGSE), cuyos principios educativos se ha demostrado sobradamente que son ineficientes.

En relación con la LOMCE, desde FEUSO hemos valorado positivamente que se flexibilice la comprensividad radical del sistema educativo, a nuestro juicio una de las causas del fracaso escolar y del deterioro del clima educativo de los centros. Con esta medida, el Ministerio de Educación completa lo que el anterior gobierno socialista aprobó en la Ley de Economía Sostenible, que incluía la introducción de itinerarios en 4º de la ESO. También nos parece que van en la dirección correcta las medidas que potencian de manera decidida la Formación Profesional (aunque, por ejemplo, en la puesta en práctica de la FP Dual estamos encontrando muchas incoherencias), el refuerzo de las materias instrumentales, el que se garantice la pluralidad de escuelas y métodos pedagógicos, el acceso a los conciertos de los centros de enseñanza diferenciada y, entre otras medidas, que se exploren nuevas vías que puedan aumentar la autonomía de los centros y definan mejor su personalidad en torno a proyectos educativos propios. Compartimos además que nuestro sistema educativo necesita de una combinación equilibrada entre las evaluaciones (externas y formativas) y las medidas de refuerzo y atención a la diversidad, especialmente en Educación Secundaria.

En relación con la Enseñanza Concertada, esperábamos medidas correctoras para mejorar una situación con muchas carencias que se mantiene inalterada desde hace décadas, pues en las sucesivas leyes educativas no se han aprobado medidas que faciliten la libertad de elección de centro de las familias y que garanticen la estabilidad a los centros y la homologación laboral y salarial de su profesorado. Tanto la LOGSE como la LOE han considerado a la enseñanza concertada como subsidiaria de la pública. Además, no se contempla una mejora de la financiación que permita a todos los centros sostenidos con fondos públicos alcanzar un verdadera gratuidad de la enseñanza. A este panorama hay que sumar la grave inseguridad jurídica del actual régimen de conciertos educativos, que está bloqueando incluso la negociación colectiva en el sector.

Sobre la asignatura de Religión pensamos que es necesario construir un currículo que aporte contenidos verdaderamente sustantivos para todo el alumnado, con independencia de la versión que se pueda elegir libremente, confesional o no. Durante años, se ha consentido una situación desfavorable para la asignatura de Religión y su profesorado, al convertir en un mero pasatiempo lo que debería haber sido la alternativa a la Religión.

Seguimos pensando que cualquier cambio que se introduzca en nuestro sistema educativo debe contar con los recursos económicos necesarios que hagan posible su desarrollo e implantación. Desde FEUSO pensamos que la generalización de los recortes educativos en la enseñanza pública y concertada no benefician en nada a la capacidad y eficiencia de nuestro sistema educativo, que está experimentando un retroceso evidente en aspectos tan necesarios como la atención a los alumnos con dificultades.

Por último, visto el debate que se está produciendo en torno a esta Ley y las reacciones encendidas tanto de algunos partidos políticos como de determinados sectores de la comunidad educativa, nos tememos que al final se imponga, como ya ha sucedido en otras ocasiones, la superficialidad y la demagogia estéril. Esta endémica politización de las cuestiones educativas impide el debate sosegado y objetivo para afrontar con un mínimo consenso las medidas que permitan mejorar nuestro sistema educativo.

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