El Día Mundial contra el Trabajo Infantil viene con sabor agridulce: con una ratificación universal del Convenio 182 de la OIT, pero con un aumento de niños trabajando.
Este Día Mundial contra el Trabajo Infantil de 2024 llega con un aniversario: el 25º del Convenio nº 182 de la OIT. Con él, se lucha contra las peores formas de trabajo infantil y lo celebramos con su ratificación universal.
Sin embargo, USO denuncia que sigue habiendo en el mundo 160 millones de niños en situación de trabajo infantil. Y, de ellos, 79 millones siguen realizando trabajos peligrosos.
Un marco jurídico internacional
Desde el año 2000, se han realizado progresos constantes a nivel mundial en la lucha contra el trabajo infantil. Sin embargo, en los últimos años, los conflictos, las crisis y la pandemia de covid-19 han sumido a más familias en la pobreza. Esto a arrastrado a millones de niños a tener que trabajar de nuevo.
La OIT ha observado el mayor incremento de trabajo entre los niños más pequeños, de 5 a 11 años de edad. Casi uno de cada diez niños en todo el mundo es obligado a trabajar.
Adoptar una política nacional y su programa de acción contra el trabajo infantil, como los planes nacionales de acción, es un pilar central de las medidas que exigen los convenios de la OIT sobre trabajo infantil. Los dos convenios principales en esta materia son el nº 138, sobre la edad mínima para trabajar, y el nº 182, sobre las peores formas de trabajo infantil.
El marco jurídico esencial está prácticamente establecido ahora que el Convenio 138 ha alcanzado su ratificación universal. A un año de la fecha meta de 2025 establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la erradicación del trabajo infantil, es más urgente que nunca aplicar ampliamente estos dos convenios fundamentales de la OIT.
Abolir el trabajo infantil: principio y derecho fundamental
La abolición del trabajo infantil es uno de los principios y derechos fundamentales en el trabajo, junto con la libertad sindical y la negociación colectiva, la no discriminación, la abolición del trabajo forzoso, y entornos de trabajo seguros y saludables. Mejorar a través de políticas el acceso a todos los principios y derechos fundamentales en el trabajo es una fórmula demostrada para luchar de manera sostenible contra la pobreza y la desigualdad que impulsan el trabajo infantil.
No existe un enfoque uniforme a la hora de combatir el trabajo infantil. En esto, es primordial tener en cuenta el contexto y los retos particulares de cada país. Por este motivo, el Convenio nº 138 proporciona bastante flexibilidad para adaptar su aplicación a las circunstancias nacionales.
Por otra parte, cuando se trata de las peores formas de trabajo infantil, como la esclavitud y la trata, la servidumbre por deudas y el reclutamiento forzoso de niños en conflictos armados, la explotación sexual comercial o la utilización de niños para actividades ilícitas tales como el tráfico de drogas, no hay ninguna flexibilidad: el Convenio nº 182 las prohíbe categóricamente.
Renovar el movimiento mundial contra el trabajo infantil
El trabajo infantil está impulsado por causas subyacentes, como la pobreza. Por ello, la solución a largo plazo radica en el crecimiento económico sostenido que conduzca al progreso social; en particular, a la reducción de la pobreza y a la educación universal. Para lograrlo, los convenios conceden particular importancia a combatir las causas fundamentales. Una lección clave aprendida en las últimas décadas se refiere al vínculo entre la eliminación del trabajo infantil, por una parte, y el trabajo decente para los padres y los niños que han alcanzado la edad mínima de admisión al empleo, por otra.
Además de medidas políticas y legislativas, el Convenio nº 182 exige a los Estados que se presten asistencia mutua para eliminar las peores formas de trabajo infantil, a través de una mayor cooperación internacional. En los últimos años, la proliferación de las crisis que han exigido respuestas internacionales han ejercido presión sobre la financiación de los programas encaminados a combatir el trabajo infantil. Algo que ha sucedido al mismo tiempo que el trabajo infantil ha aumentado.
Por eso, es necesario renovar el movimiento mundial contra el trabajo infantil y reforzar significativamente la cooperación internacional. En términos generales, las políticas internacionales sobre comercio, inversión, medio ambiente y sostenibilidad de la deuda deben coordinarse más estrechamente con los esfuerzos para acabar con el trabajo infantil.
Última Conferencia Mundial
La 5ª Conferencia Mundial sobre la Eliminación del Trabajo Infantil se celebró en 2022. En ella, se adoptó el Llamamiento a la Acción de Durban. Estos acuerdos proporciona un plan para medidas globales. Pone énfasis en la acción sistémica y en la coherencia de las políticas para combatir el trabajo infantil, utilizando todos los medios económicos, políticos y sociales disponibles.
El Llamamiento a la Acción se hace eco del Convenio nº 182: insta a acelerar los esfuerzos para prevenir y eliminar el trabajo infantil, concediendo prioridad a sus peores formas.
En el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, USO, junto con la OIT, insta a:
- La aplicación efectiva del Convenio nº 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil.
- El fortalecimiento de la acción nacional, regional e internacional para poner fin al trabajo infantil en todas sus formas, incluidas las peores: adoptando medidas y políticas nacionales, y abordando las causas fundamentales, tal como insta el Llamamiento a la Acción de Durban de 2022.
- La ratificación universal y la aplicación efectiva del Convenio nº 138 de la OIT sobre la edad mínima. Esto, junto con la ratificación universal del Convenio nº 182 de la OIT sobre las peores formas de trabajo infantil, lograda en 2020, proporcionaría a todos los niños protección jurídica contra todas sus formas de explotación laboral.