El Día Internacional de la Juventud se “celebra” en España con la mayor tasa de paro de Europa, más precariedad laboral y más temporalidad.

Como cada 12 de agosto, en USO conmemoramos el Día Internacional de la Juventud. Es una fecha que debe invitar a la reflexión sobre cómo viven y las dificultades con las que se están desarrollando 7.257.000 en nuestro país.

Con pocos cambios en su situación, cada 12 de agosto debemos denunciar que los jóvenes siguen padeciendo las tasas de paro más altas de Europa, junto con una temporalidad laboral y parcialidad en sus jornadas mayores que la población adulta.

Qué hace la juventud en España

Los datos publicados por el Ministerio del Trabajo y Economía Social nos permiten hacernos una idea de las principales ocupaciones de la juventud en España. Así, podemos comprender en gran medida cuáles son las condiciones generales que atraviesan los jóvenes en España.

  • El 59,3 % de la población entre 16 a 29 años se encuentra estudiando.
  • De ellos, un 24,4 % estudia y trabaja.
  • El 36,4 % está ya trabajando.
  • La tasa de paro juvenil es del 21,2 %.
  • Por último, los llamados “ninis” suponen un 12,7 % de la población en este rango de edad.

Temporalidad y parcialidad: una constante en el empleo de la población joven

Según el informe “Jóvenes y mercado de trabajo nº40”, correspondiente al cuarto trimestre de 2023 y elaborado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, la situación laboral de la juventud es bastante precaria y desesperanzadora. Así, con datos recogidos hasta el 31 de enero de 2024, los porcentajes que arroja son:

  • La tasa de empleo entre los hombres de 16 a 29 años que están trabajando es del 44 %. Mientras, entre las mujeres representa el 40,8 %. La brecha de género, de 3,1 puntos porcentuales, ya comienza a edades tempranas, especialmente a partir de los 25 años.
  • El índice de temporalidad entre la población joven es muy alto: en el último trimestre de 2023, se situó en 32,1 % para el caso de los hombres y en 37,7 % para las mujeres.
  • La parcialidad en el trabajo de los jóvenes se sitúa en 26,4 %, siendo superior en 12,9 puntos a la totalidad de personas asalariadas en España.
  • Además, en enero de 2024, el 60,5 % de los contratos de la población joven fueron de carácter temporal.

Algunas conclusiones que podemos extraer al cruzar estos datos es que los jóvenes sufren más temporalidad y más parcialidad que el resto de personas adultas.

En concreto, la juventud registra 4,7 puntos porcentuales más de temporalidad que los mayores de 30 años. Y, además, firman muchos más contratos temporales, que cronifican esa situación: en torno a 20 puntos más que el resto de asalariados.

Por último, destacar que, en contra de la creencia de que los jóvenes prefieren trabajar solo en verano o con contratos temporales compatibles con sus estudios, la estadística no sostiene esta tesis. Así, Eurostat nos destaca como uno de los países con una tasa de temporalidad involuntaria más elevada entre la juventud: casi el triple de la eurozona.

Mientras continentalmente esa tasa es del 16,5 %, en España los jóvenes que buscan trabajo indefinido y no lo encuentran representan el 44,2 %. Únicamente Croacia, Portugal, Rumanía y Chipre presentan cifras peores.

El peor paro juvenil de Europa

En cuanto al paro juvenil, los datos no son muy halagüeños:

  • En el último trimestre de 2023, ser joven de 16 a 24 años significó una mayor dificultad para conseguir empleo. La tasa de paro de este grupo de edad fue del 28,4%, tasa que supera en 16,5 puntos la media nacional. El paro en población de 16 a 29 años se sitúa en 21,2 %.
  • En 2024, la situación del paro juvenil ha mejorado ligeramente. Pero sigue siendo uno de los mayores problemas laborales y sociales de nuestro país. La tasa de paro a nivel nacional es de 11,27 %, la única por encima de dos dígitos en Europa.
  • Si profundizamos en la población joven en España, el dato es alarmante: se incrementa en aproximadamente en un 150 %. El porcentaje de personas menores de 25 años que no tiene empleo es del 26,58 %. Si lo analizamos por sexo, observamos que la mujer se sitúa en 26,76 %, ligeramente por encima de los hombres, que está en 26,44 %.

Los jóvenes, tanto a nivel nacional como europeo, sufren mucho más el paro. De hecho, el paro juvenil español, un problema estructural desde hace décadas, duplica el comunitario.

¿Cuáles son los ingresos que tiene la población joven?

La ganancia media anual entre los 20 y 24 años es de 15.181 euros anuales brutos, muy poco por encima del SMI que había en 2023.

Podemos observar una brecha de género bastante considerable es este factor entre los hombres y las mujeres. En este rango de edad, los hombres ganan una media de 16.337,24 euros anuales, mientras que las mujeres están en 13.789,03 euros.

Si nos vamos a las edades comprendidas entre los 25 y los 29 años, también vemos esa diferencia.  El ingreso medio anual es de 20.459,60 euros, estando los hombres en 21.445,91 euros y las mujeres, en 19.343,03 euros.

No es difícil imaginarse que, con estos salarios, es más que imposible emanciparse en condiciones dignas antes de los 30 años en España.

La precariedad de los jóvenes es latente

Los datos analizados nos permiten conocer el contexto en el que efectivamente sobreviven los jóvenes en España. Sus bajos salarios, su temporalidad, la falta de oportunidades, las barreras para emanciparse y, en general, las condiciones estructurales los condenan a acceder a peores condiciones de vida.

La precariedad impacta en general en todos los aspectos de la vida de una persona. Podemos ver el gran impacto negativo que genera en la salud mental de las personas jóvenes. Y, además, no puede ser atendida, debido a los altos costes del sector privado y a las débiles condiciones del sector público en esas especialidades.

En el Día Internacional de la Juventud, en USO tenemos que preguntarnos si esto es lo mejor que podemos hacer para garantizar los derechos de las personas jóvenes. Necesitamos un cambio de rumbo y políticas estructurales ya. De seguir en esta dirección, estaremos condenando a la juventud.

Día Internacional de la Juventud en USO

Como dice la campaña de Juventud-USO para este Día Internacional de la Juventud, estamos ante una película de terror. Pueden no ser “Los juegos del hambre”, pero sí son “Los juegos del empleo”, y a los jóvenes les toca siempre perder. “No queremos vivir esta película”, clama el Departamento Confederal de Juventud-USO, “somos los jóvenes sin futuro”.

Desde USO, alzamos la voz para exigir trabajos dignos, con ingresos suficientes que permitan la emancipación de las personas jóvenes y viviendas a precios justos. No puede ser que, para poder emanciparse, los jóvenes compartan una vivienda con otras 4 personas, ya que no hay otra opción: “o continuas con tus padres o compartes casa, ya que tu salario precario no da para más”, denuncia Juventud-USO.

La juventud no tiene una salud mental más frágil. Lo que tiene es un panorama adverso enfrente. Por eso, urge que trabajemos en conjunto, los escuchemos y transformemos el sistema actual para garantizar un proyecto de vida digno para todos.

Salud mental: más de la mitad de los jóvenes con problemas económicos tiene trastornos mentales: el coste de las consultas les impide tratarse.

Un estudio del Consejo de la Juventud y Oxfam señala que más de la mitad de los jóvenes españoles con dificultades económicas tienen problemas de salud mental. Además, no pueden permitirse “el lujo” de ir a una consulta médica. Es otro de los efectos de la precariedad laboral y la situación de desesperanza ante el futuro que sienten nuestros jóvenes y que denunciamos en este Día Internacional de la Juventud.

El principal motivo es el coste de las mismas: dos consultas mensuales pueden suponer un 15 % del salario de una persona que gana el SMI, puesto que su precio oscila entre los 40 y los 120 euros.

Pero, además, acudir a la sanidad pública no es una opción para ellos. Solo el 17 % de los jóvenes declara haber sido atendido por especialistas de la sanidad pública en menos de un mes. Y casi el 38 %, directamente, no busca ayuda profesional.

Esto refleja una brecha de desigualdad en la atención sanitaria, afectando especialmente a las mujeres y a los jóvenes con carencias materiales severas o en situación de desempleo.

Estrés, como forma de vida

Todo esto viene dado, según el informe elaborado por el Consejo de Juventud de España y Oxfam Intermón, por la precaria situación económica y social que obliga a los jóvenes a realizar equilibrios para combinar estudios con trabajos precarios y alquileres inalcanzables para sus bolsillos.

Al 55,9 % de los jóvenes de entre 15 y 29 años se les ha diagnosticado algún trastorno de salud mental en 2023. De ellos, el 25 % asegura haber recurrido al alcohol o a las pastillas para poder calmarse.

A nivel europeo, la incidencia de problemas como la soledad, la ansiedad, el aislamiento social en los jóvenes se ha duplicado desde 2019. En España, la situación es particularmente grave para este segmento de la población, como denuncia Andrea Henry, presidenta del Consejo de la Juventud de España: “Vivimos día a día la precariedad más injusta” y añade: “Se nos denomina como generación de cristal, una generación indolente y sin esfuerzo. Todo ello genera desafección en el presente y una incertidumbre en el futuro”.

Como máximo exponente de la presión, las personas con ingresos bajos han tenido ideas sobre el suicidio en un 40,8 %, un porcentaje mucho menor entre quienes viven cómodamente: 18,4 %.

Más de un millón y medio no cubre sus necesidades básicas

Las causas de este malestar, apunta el informe, son el ritmo de vida acelerado, la dificultad de encontrar un empleo en condiciones dignas, el acceso a una vivienda o la alta competitividad existente.

Una situación que provoca que casi un tercio de los jóvenes viva en una situación de riesgo de pobreza o exclusión social, según la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). Además, un 11,5 % de ellos, vive en carencia material severa, es decir, no tiene dinero para mantener una temperatura adecuada en su casa, no puede irse de vacaciones o no puede permitirse una comida de carne o pescado cada dos días. Esto viene a significar que 1.550.200 jóvenes entre 15 y 29 años no pueden cubrir sus necesidades básicas.

El informe también subraya que la juventud que estudia y trabaja simultáneamente presenta una incidencia del 59% de problemas de salud mental, mientras que aquellos que solo estudian tienen un 35 % de diagnósticos. La combinación de responsabilidades laborales y académicas incrementa significativamente el estrés y los trastornos mentales.

Falta personal sanitario de salud mental

Otro factor importante son las desigualdades de género, ya que, hay una brecha entre las mujeres a las que se les diagnostica un problema de salud mental con un porcentaje del 50% frente al 41 % de los hombres.

El acceso a la terapia es otro aspecto crítico, ya que, la investigación muestra una falta de recursos y de información disponible para atender estos problemas.

En los últimos años, los problemas psicológicos entre la población han aumentado, especialmente tras la pandemia, hasta alcanzar los 56.856 casos clínicos por cada 100.000 habitantes, un crecimiento del 450% en la última década, según datos del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, el número de especialistas en la sanidad pública no ha aumentado y España tan solo cuenta con 5,14 psicólogos por cada 100.000 habitantes, frente a los 18 de media de la UE y los 26 de los países de la OCDE.

Juventud-USO alerta este doble problema: “por un lado, la situación precaria y a veces desesperada que sufrimos los jóvenes. Y, por otro, que quienes eligen estas especialidades médicas, también en muchos casos jóvenes recién titulados, no tienen esperanzas de trabajar por la poca importancia que se le da a su labor en el sistema público de salud. Cuidar la salud mental de la población, y especialmente de la población joven, más sensible a ella que anteriores generaciones, es básico para mejorar nuestras condiciones de vida en general”.

La emancipación de los jóvenes es cada vez más tardía: a los 30,3 años y obligados a dedicar el 93,9 % de su salario a la vivienda.

La emancipación de los jóvenes es cada vez más tardía. Según un estudio de Eurostat, en España se sitúa en 30,3 años de media siendo una de las más altas de Europa. Uno de los factores por los que se ha llegado a esta situación es el aumento de precio de la vivienda. Esta se ha convertido en un bien de mercado cada vez al alcance de menos bolsillos. Podemos concluir claramente que, en la práctica, ha dejado de ser un derecho.

Esto ha provocado que ya no solo los jóvenes de 16 a 29 años no puedan emanciparse. También las personas que están en una edad comprendida entre los 30 y los 40 años están condenadas a una eterna juventud. Muchos tienen que volver a casa de los padres o están obligados a compartir piso como única alternativa ante el elevado precio de las viviendas, tanto en propiedad como de alquiler.

El 93,9 % del salario, destinado a la vivienda

La tasa de emancipación se recuperó algo en el primer semestre de 2023, con un 16,3 %. Pero estamos muy lejos de la media de la Unión Europea que está en el 31,9 %. Hay que decir que esta mejora no se ha producido en todas las comunidades autónomas. Diez de ellas han sufrido un retroceso. Esta desigualdad entre unas y otras está directamente relacionada con la tasa de paro que presentan los jóvenes. Cuanto mayor es el porcentaje de desempleo juvenil, más alta es la edad de emancipación.

Por regla general, el sueldo que perciben las personas jóvenes es inferior al SMI en 2023. De hecho, si miramos al conjunto de España, el salario medio de los jóvenes se situaba en 1.005,22 € netos al mes en 12 pagas. Si lo comparamos con el alquiler medio de la vivienda, podemos observar que este se encontraba en 944 € mensuales. Esto quiere decir que una persona joven debe destinar el 93,9 % de su sueldo a una vivienda.

Este dato evidencia que es imposible poder emanciparse de la familia para vivir solo.

Y todo ello, sin sumar los gastos medios que origina un piso en suministros como el gas, la luz y el agua, que ascienden a una media de 138,12 €. Sumando ambas cantidades, estaríamos hablando de un total de 1.082,12 € mensuales; es decir, por encima del salario medio.

A un joven le faltarían 76,90 € para poder emanciparse en solitario. Esto provoca que se tenga que compartir piso por necesidad. Hace unos años, era una tendencia de los estudiantes; ahora, también lo es de los trabajadores.

Imposible emancipación como propietarios

Los estudios sobre la distribución del salario indican que se debe destinar como máximo un 30 % del sueldo a la vivienda habitual. Entonces, nos encontramos en una situación desesperante para la juventud que busca la emancipación. Ni siquiera el alquiler de una habitación cumpliría estos requisitos, ya que el alquiler medio de una habitación en España cuesta 375 € al mes, lo que significaría el 37,3 % del sueldo de un joven español.

Además, el precio de las hipotecas también ha sufrido una subida. Pese a que es inferior al coste de un alquiler, la mensualidad de una hipoteca se sitúa en una media del 65,9 % del salario medio de un joven.

¿Por qué no tener entonces una vivienda en propiedad que nos garantice la emancipación? Para hacerte con una vivienda en propiedad hay que pagar una entrada. La media de lo que hay que ahorrar en España para dicha entrada de un piso es de 53.796 €, lo que supone cuatro años y medio del sueldo íntegro de un joven.

Si aunamos todos los datos, es evidente que la juventud está condenada a no poder abandonar el domicilio familiar.

Cada vez más partos de mujeres mayores que de jóvenes

Estos preocupantes datos sobre nuestros jóvenes también afectan a la edad en la que tienen el primer hijo. Ahora mismo, el 40,2 % de las madres primerizas supera los 35 años, edad marcada como límite de la fertilidad.

De hecho, este retraso de la maternidad nos ha llevado a presenciar más partos de madres de 40 años o más (10,7 % del total) que de menores de 25 (9,4 %). La media de ese primer bebé nace de una mujer con 32,6 años (cifra que puede subir en los próximos informes).

Según las últimas estadísticas del INE en 2023, solo han nacido 322.075 niños en nuestro país, siendo el peor dato desde 1941 y cayendo un 24,1 % en la última década.

Las condiciones en las que viven los jóvenes están provocando que apenas tengan hijos y, si los tienen, cada vez una edad más tardía. Una opción, la de no tener hijos o tenerlos tarde, que debería darse por elección, no por la imposibilidad social de tener una familia.

Los jóvenes suponen un 21,71% del total de la población española

Según el INE, la población española es de 48.085.361 personas (enero 2023). De ellas, 10.438.747 se encuentra entre los 15 y los 34 años. Es decir, que el 21,71 % de nuestros habitantes pertenecen a ese grupo de juventud.

Si dividimos estos grupos en quinquenios, observamos que en todos ellos la población ha aumentado con respecto al anterior censo, de enero de 2022. Concretamente, ha crecido en 287.701 personas, de la siguiente manera:

  • De los 15 a los 19 años: 87.263.
  • De los 20 a los 24: 90.760.
  • De los 25 a los 29: 55.491.
  • De los 30 a los 34: 54.187.

Si miramos las diferencias poblacionales por sexo, vemos que actualmente, hay más hombres que mujeres en todas las franjas de edad. Si hacemos una suma total, habría 220.047 hombres más:

  • De los 15 a los 19 años: 80.068.
  • De los 20 a los 24: 75.218.
  • De los 25 a los 29: 44.068.
  • De los 30 a los 34: 20.693.

Además, han ido en aumento de enero de 2022 a enero de 2023, ya que en esa primera fecha había 207.064 hombres más, creciendo esta distancia en 12.983.

Hay más gente joven en España que hace un año

La nota positiva es que, de enero de 2022 a enero de 2023, en todas las franjas de edad y en ambos sexos, hay más gente joven en España.

La población masculina ha crecido en 150.342 personas y, dependiendo del quinquenio analizado, lo ha hecho así:

  • De los 15 a los 19 años: 45.051.
  • De los 20 a los 24: 48.112.
  • De los 25 a los 29: 28.861.
  • De los 30 a los 34: 28.318.

La femenina también ha aumentado, concretamente, en 137.359 (12.983 menos que los hombres), y por franjas ha evolucionado de este modo:

  • De los 15 a los 19 años: 42.212.
  • De los 20 a los 24: 42.648.
  • De los 25 a los 29: 26.630.
  • De los 30 a los 34: 25.869.

Hace una década había más jóvenes

Pero, si retrocedemos una década y nos situamos en enero de 2013, vemos que España ha perdido población joven. Concretamente, en esa fecha había 11.203.070 personas entre los 15 y los 34 años y, actualmente, 10.438.747. Esto significa una pérdida de 764.323 personas jóvenes

Sin embargo, si lo separamos por quinquenios podemos observar que actualmente hay más personas entre los 15 y los 24 años y el descenso considerable se ha producido entre las edades de 25 a 34. La evolución se ha producido así:

  • De los 15 a los 19 años: en enero de 2023 tenemos 397.430 jóvenes más que en la misma fecha de 2013.
  • De los 20 a los 24: 57.632 más.
  • De los 25 a los 29: 330.052 menos.
  • De los 30 a los 34: 889.333 menos.

Ha menguado más la población femenina que la masculina (400.340 frente a 363.993 personas menos). Es una esperanza que que hubo un ligero repunte en la natalidad o en las aportaciones exteriores de quienes están accediendo ahora a la mayoría de edad. Sin embargo, el relevo generacional es difícil de sostener a corto plazo, con 1.219.385 personas menos de entre 25 y 34 años que hace diez años (617.164 hombres y 602.221 mujeres).

Empleo de calidad y vivienda como un derecho

Desde USO, exigimos dos cosas primordiales. En primer lugar, garantizar empleo de calidad, con salarios justos, erradicando la temporalidad y las condiciones laborales abusivas para todas las personas y hoy, muy especialmente, para los jóvenes. Estos factores no permiten que la población joven pueda acceder a elementos básicos y desarrollar su proyecto de vida.

Y, en segundo lugar, asegurar la emancipación con la vivienda como un derecho. A día de hoy, las condiciones estructurales en España condenan a los jóvenes a vivir una eterna juventud. Y no en el aspecto positivo, sino en una precariedad crónica. Si no se aplican medidas urgentes, como un parque público real de vivienda en alquiler o políticas efectivas contra la especulación con un bien básico como es la vivienda, estaremos perpetuando las desigualdades.