Nuestra compañera Lourdes Palomeque es cuidadora en la Asociación Afanas El Puerto Bahía y, en la actualidad, delegada de USO. Desde su perspectiva, muy cerca de las necesidades de sus compañeros de trabajo, nos explica cómo están afrontando la situación generada por la pandemia de la COVID-19 y cuáles son las principales demandas e inquietudes laborales a atender en el ámbito de Atención a la Discapacidad.

Acabamos de cumplir un año de la pandemia de la COVID-19, una situación que está afectando a todos los ámbitos, más allá del estrictamente sanitario. En el caso concreto de su centro de trabajo, ¿cómo se está haciendo notar?

Al principio de la pandemia vivimos un período de escasez de medios, sufriendo situaciones de improvisación. Con el tiempo todos hemos aprendido a hacer frente mejor al coronavirus, hecho que sumado a la llegada de más medios ha permitido combatir la situación en unas condiciones más justas. Aun así, pese a todos los inconvenientes, las restricciones de visitas a compañeros, etc., hemos luchado desde el primer día por el cumplimento de los derechos de los trabajadores en todos los ámbitos.

Antes de la pandemia, ¿cómo era la situación que vivían?

Desde USO siempre hemos trabajado por defender la aplicación del convenio que hemos mantenido hasta el día de hoy. Uno de los puntos conflictivos del convenio era la revisión de la ratio, así como cualquier tipo de circunstancias acaecidas que repercutiera en el trabajador.

¿Qué relación mantienen con las administraciones públicas? ¿Reciben apoyo especial en este tiempo de pandemia? ¿Y anteriormente?

Como delegada de USO, en todo momento hemos mantenido un contacto continuo y directo con los responsables de la Asociación y la administración, comunicando que en el inicio de la pandemia la aportación de los EPI y demás materiales de prevención fueron limitados aunque aumentó de forma progresiva con el transcurso del tiempo, siempre en función de las existencias.

Por otra parte, la Agencia de Servicios Sociales realizó una aportación económica en el segundo semestre para sufragar el sobrecoste originado, tanto por la adquisición de material para prevención como por la formación de grupos burbujas, el alto absentismo laboral por bajas COVID-19, refuerzo en la limpieza de instalaciones. Antes de la pandemia la relación entre la Asociación y las administraciones eran igualmente cordiales y colaborativas.

Como profesional del campo de la Atención a la Discapacidad, ¿cuáles son los grandes retos a los que, a su juicio, se enfrentan desde su ámbito laboral?

Un reto a conseguir es la revalorización del coste precio-plaza por parte de la Administración, puesto que una subida conllevaría una mejor atención hacia el usuario y la posibilidad de una mejora laboral del trabajador. La recuperación de derechos como el plus de antigüedad, retribución del 100% de las bajas laborales o las consecución de una subida laboral por la pérdida de poder adquisitivo con el paso de los años, son otras de nuestras reivindicaciones. No menos importante es la seguridad. Si antes de la pandemia ya lo era, con esta nueva normalidad somos consciente que adquiere una vital importancia.

¿Cuáles son las demandas e inquietudes más habituales entre sus compañeros de trabajo?

Hemos recibido muchas consultas, quejas, y demás inquietudes originadas por la pandemia, tales como un aumento desmesurado de la jornada laboral, cambios de turnos, aumento de carga de trabajo, falta de protección tanto para el trabajador como para los usuarios, como ha sido la escasez de EPI, falta de personal o reclamación de pruebas COVID-19.
Desde USO somos conscientes que, sobre todo al principio, han sido tiempos tan difíciles como inauditos para todos, pero esto no tiene que ser motivo del incumplimiento de las normas laborales, sanitarias y de seguridad.

¿Cómo valora la colaboración que ofrece un colectivo como FEUSO Andalucía? ¿En qué le gustaría que le pudiésemos aportar más?

Valoro positivamente la colaboración. Recibiendo en cada momento el apoyo necesario, notando una implicación total para dar la cobertura a nuestras demandas, no dejando de ser consciente que somos un instrumento para la defensa de los derechos del trabajador. Partiendo de que todo es mejorable, la formación continua siempre es un valor añadido para cualquier organización.